lunes, 19 de diciembre de 2016

TOBÍAS. CAPÍTULO 11.

Curación de Tobit 

111-2Cuando estaban cerca de Caserín, frente a Nínive, dijo a Rafael:
3-Tú sabes en qué situación quedó tu padre. Vamos a adelantarnos a tu mujer y preparar la casa en lo que llegan los demás.
4Caminaron los dos juntos, y Rafael le dijo:
-Ten a mano la hiel.
(El perro fue detrás de ellos).
5Ana estaba sentada, oteando el camino por donde tenía que llegar su hijo. 6Tuvo el presentimiento de que llegaba, y dijo al padre:
-Mira, viene tu hijo con su compañero.
7Rafael dijo a Tobías antes de llegar a casa:
8-Estoy seguro de que tu padre recuperará la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las nubes de los ojos se contraigan y se le desprendan. Tu padre recobrará la vista y verá la luz.
9Ana fue corriendo a arrojarse al cuello de su hijo, diciéndole:
-Te veo, hijo, ya puedo morirme.
Y se echó a llorar.
10Tobit se puso en pie, y, tropezando, salió por la puerta del patio. 11Tobías fue hacia él con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos, le agarró la mano y le dijo:
-Ánimo, padre.
12Le echó el remedio, se lo aplicó y luego con las dos manos le quitó como una piel de los lagrimales. 13Tobit se le arrojó al cuello, llorando, mientras decía:
-Te veo, hijo, luz de mis ojos.
14Luego añadió:
<<Bendito sea Dios,
bendito sea su gran nombre,
benditos todos sus ángeles
por siempre.
Que su nombre glorioso
nos proteja,
porque si antes me castigó
ahora veo a mi hijo. Tobías.
15Tobías entró en casa contento y bendiciendo a Dios a voz en cuello. Luego le contó a su padre lo bien que les había salido el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel:
-Está ya cerca, a las puertas de Nínive.
16Tobit salió al encuentro de su nuera, hacia las puertas de Nínive. Iba contento y bendiciendo a Dios, y los ninivitas, al verlo caminar con paso firme y sin ningún lazarillo, se sorprendían. Tobit les confesaba abiertamente que Dios había tenido misericordia y le había devuelto la vista. 17Cuando llegó cerca de Sara, mujer de su hijo, Tobías, le echó está bendición:
-¡Bienvenida, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído aquí. Bendito sea tu padre, bendito mi hijo, Tobías, y bendita tú, hija. ¡Bienvenida a ésta tu casa! Que goces de alegría y bienestar. Entra, hija.
18Todos los judíos de Nínive celebraron aquel día una gran fiesta, 19y Ajicar y Nadab, los sobrinos de Tobit, fueron a casa de Tobit a darle la enhorabuena.

Explicación.

11 En el momento de los encuentros, el narrador responsable estrecha el ritmo del montaje, pasando de un punto a otro a medida que se acercan los personajes. En esquema quedaría así:
11, 1-4 Rafael y Tobías.

11, 5-6 Ana y Tobit.

11,7-8 Rafael y Tobías.

11,9 Ana y Tobit.

11,10 Tobit.

11,11-14 Tobías y Tobit. Pausa.

11,15 Tobías entra en casa.

11,16 Tobit sale.

11,17 Tobit y Sara.

11,18-19 Fiesta Coral.

 Los cambios de parejas dan unpoco de variedad. La curación de la ceguera debería ser el segundo momento culminante. Rafael encarga al joven la ejecución.

11,4 La reaparición del perro nos devuelve mentalmente al momento de la partida (6,1). No faltaron comentaristas que vieron en el perro una imagen del predicador del evangelio, portador de la buena noticia. Particularmente, teniendo en cuenta la versión de la Vulgata que retrasa ese detalle y se complace en describirlo.

11,8 "Verá la luz" hace eco a 3,17.

11,10 La Vulgata amplifica con detalles acertados el encuentro.

11,12 La Vulgata amplifica el proceso de la curación. El paralelismo de las medicinas invita a la reflexión. Dos remedios sacados del mismo pez ahuyentan un demonio maléfico y el velo de la ceguera. El demonio atenta contra la vida, la ceguera es como muerte en vida (5,10). El hombre no debe sucumbir a sus demonios ni a sus debilidades, cuando hay remedios para librarse de ambos. Ni magia ni milagro. Lo único extraordinario es el saber sobrehumano que el ángel comunica a los fieles de Dios. Ben Sira sale por los fueros de los médicos (Eclo 38,1-8). El ángel se ha escondido para revelar los remedios, después ha exigido la colaboración del hombre. Esto lo ha aprendido Tobías en su viaje. El dinero depositado durante veinte años ha servido para poner en marcha los descubrimientos. El dinero no es más que dinero, vale más el hijo (5,19). Pero el hijo valdrá más cuando haya aprendido y sepa hacer algo más que estar cerca consolando.

11,13 "Luz de mis ojos": la expresión (10,5) suena ahora con acento triunfal.

11,14 Tradicionalmente los ángeles son invitados a bendecir a Dios (Sal 103,20; 148,2). Bendecir a los ángeles es una anomalía o una singularidad del narrador. Tobit bendice a los ángeles sin saber todavía quién es Rafael. "Nos proteja" o "esté sobre nosotros" (cfr. Nm 6,27).

11,19 La presencia de Ajicar y Nadab es artificial y queda al margen del relato.

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