lunes, 19 de diciembre de 2016

TOBÍAS. CAPÍTULO 12.

Rafael

121Cuando acabaron los festejos de la boda, Tobit llamó a Tobías y le recordó:
-Hijo, a ver si le pagas a tu compañero. Y dale una buea propina.
2Tobías respondió:
-Padre, ¿cuánto le doy? No salgo perdiendo ni aunque le dé la mitad de los bienes que trajo conmigo. 3Me ha guiado sin que me pasara nada malo, curó a mi mujer, trajo el dinero conmigo y te curó a ti. ¿Cuándo le doy?
4Tobit dijo:
-Hijo, bien se merece la mitad de todo lo que ha traído.
5Así es que lo llamó y le dijo:
-Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.
6Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:
-Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. 7Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. 8Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. 9La limosna libra de la muerte y expía el pecado. Los que hacen limosnas se saciarán de vida. 10Los pecadores y los malhechores son enemigos de sí mismos. 11Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. 12Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. 13Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar, y dejaste la comida para ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; 14pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera, Sara. 15Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria.
16Los dos hombres se asustaron y cayeron rostro en tierra, temerosos.
17Rafael les dijo:
18-No temáis. ¡Paz! Bendecid a Dios siempre. Mi presencia entre vosotros no se ha debido a mí, sino a la voluntad de Dios. Bendecidlo siempre y cantadle himnos. 19Aunque me veíais comer, no comía; era pura apariencia. 20Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.
21El ángel desapareció. Cuando se pusieron en  pie, ya no lo vieron. 22Entonces bendijeron y cantaron a Dios, dándole gracias por aquellas maravillas que hizo, porque se les había aparecido un ángel de Dios.

Explicación.

12,6-22 Anagnórisis o reconocimiento del ángel. Es recurso de textos literarios en los que los dioses se dan a conocer después de haber puesto a prueba a los mortales (recuérdese Jue 13). Suele ser un momento impresionante, de alivio y resolución. No sucede aquí, porque todo quedó explicado de antemano.
Da la impresión de que el texto está estratificado con adiciones o ampliaciones de dos tipos. El autor o alguien después ha aprovechado el momento para instruir. El relato escueto podría discurrir así:

12,8a Invitación a bendecir y dar gracias a Dios;

12,15 Rafael se identifica como ángel;

12,16 Los hombres se asustan ante la presencia sobrehumana.

12,17 El ángel los tranquiliza.

12,21 Y desaparece.

12,22 Los hombres alaban a Dios.

Hágase la lectura seguida y se obtendrá una exposición lineal sin tropiezos.
En ese hilo narrativo se han ensartado dos piezas: una ética, de consejos, otra teológica, de explicación sobre los ángeles. La primera queda definida por los versos 7a y 11a. La segunda se reparte antes y después de la identificación, 12-14 y 19-20.

Los consejos se concentran en la limosna. Son la sanción angélica de los consejos paternos. El estilo es sapiencial. El ángel es miembro de la corte celeste, dispuesto a cumplir las órdenes de Dios. Es mediador que presenta a Dios las oraciones y buenas obras de los  hombres.

12,6 La divulgación agradecida es tema tradicional de los salmos: p. ej. 18,50; 22,23; 66,16; 73,28; 145,4.7.

12,7 Compárese con Prov 25,1-2.

12,8 Cfr. Prov 10,2; Eclo 29,8-13; 40,17.

12,12 En la gran oración de Salomón al inaugurar el templo (1 Re 8) se dice que el Señor escucha directamente las súplicas de los fieles; del mismo modo piensan y hablan los salmos. Un mediador que presente a Dios las oraciones podría remontarse vagamente a la visión de Jacob (Gn 28).

12,13 Más aún se puede decir de las buenas obras. Aun contando con la inspección angélica de Gn 18-19.

12,15 El cielo es como la corte de un soberano con sus cortesanos. Destaca un consejo de siete ministros que tienen acceso al soberano y están a su disposición para encargos especiales. En un tiempo esos ministros eran bene ´elim o bene ´elohim (Sal 29; 82). Más tarde toman forman diversas: 1 Re 22,19; Job 1,6; 2,1; 4,18; 15; Zac 3,1-3.

12,16 Como en Jue 13,20-23.

12,19 En Gn 18 los tres visitantes celestes aceptan sin cumplidos el banquete que les ofrece Abrahán. En Jue 6,20-21 la comida preparada por Gedeón es consumida por el fuego celeste; en Jue 13,16 el ángel rehúsa probar comida. ¿Qué versión se debe preferir? El relato supone que Rafael ha participado en varios banquetes: ¿cómo hay que entenderlo? El autor o un discípulo escrupuloso aclara la cuestión: aparentaba comer.

12,20 Buen recurso del autor, para acreditar su obra, decir que la ha escrito por encargo de su ángel.

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