lunes, 19 de diciembre de 2016

TOBÍAS. CAPÍTULO 13.

Cántico de Tobit (Texto S) 

131Tobit dijo:
2Bendito sea Dios, que vive
eternamente, y su reinado.
Él azota y se compadece:
Hunde en el Abismo,
hasta lo hondo de la tierra
y levanta de la gran Destrucción.
Nadie escapa de su mano.
3Confesaos a él, israelitas,
ante los paganos,
pues él nos dispersó entre ellos.
4Allí os mostró él su grandeza.
Ensalzadlo ante todo viviente,
porque él es nuestro Señor,
él es nuestro Dios,
él es nuestro Padre, él es Dios
eternamente.
5Os azotará por vuestros delitos,
de todos se compadecerá,
entre todos los paganos
por donde nos dispersó.
6Si os convertís a él de todo corazón
y con toda el alma, siendo
sinceros con él,
entonces él se convertirá a vosotros
y no volverá a ocultaros su rostro.
7Ahora mirad cómo os ha tratado
y confesaos a él a boca llena.
Bendecid al Señor de la justicia
y ensalzad al Rey de los siglos.
8Yo le doy gracias
en mi país de destierro,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
¡Convertíos, pecadores, obrad
rectamente en su presencia!
Quizá querrá acogeros  y tendrá
compasión de vosotros.
9Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
10Que todos lo alaben
y le den grancias en Jerusalén.
Jerusalén, ciudad santa, él te
castigó por las obras de tus hijos,
pero volverá a apiadarse
del pueblo justo.
11Será reconstruida con gozo
tu tienda
12alegrando en ti a todos los desterrados
amando en ti a todos los desgraciados
por todas las generaciones
de los siglos.
Una luz resplandeciente brillará
hasta los confines del orbe.
13Vendrán a ti de lejos muchos pueblos
habitantes de los confines del orbe,
por tu nombre santo,
trayendo en sus manos dones
al Rey del cielo.
Generaciones sin fin
cantarán vítores en tu recinto
y el nombre de la elegida durará
por generaciones seculares.
14Malditos los que te hablen 
con dureza,
malditos los que te arruinen
los que derriben tus muros,
derruyan tus torres
e incendien tus casas.
Benditos para siempre 
los que te respetan.
15Saldrás entonces con júbilo
al encuentro de los hijos de los justos
porque todos se reunirán para
bendecir al Señor del mundo.
Dichosos los que te aman,
dichosos los que se alegren de tu paz.
16Dichosos los que se aflijan
por tus castigos
porque se alegrarán contigo
y verán todo tu gozo perpetuo.
Bendice, alma mía,
al Señor magnífico,
17porque Jerusalén será reconstruida
y en la ciudad su casa
por todos los siglos.
Seré dichoso si el resto de mi
descendencia
llega a ver tu gloria
y a confesar al Rey de cielo.
Las puertas de Jerusalén
serán reconstruidas
con zafiros y esmeraldas,
y con piedras preciosas
sus murallas.
Las torres de Jerusaléns erán
construidas con oro
y sus baluartes con oro puro,
las plazas de Jerusalén
serán pavimentadas
con azabache y piedra de Sufir.
18Las puertas de Jerusalén
entonarán cantos de júbilo
y todas sus casas dirán ¡Aleluya!
bendito el Dios de Israel.
Los bendecidos bendecirán
el santo nombre
por siempre jamás.

Cántico de Tobit (Texto AB) 

131Tobías escribió la plegaria de júbilo y dijo:
(1)  2Bendito sea Dios, que vive
eternamente, y su reinado.
Él azota y se compadece
hunde en el Abismo y levanta.
(5)  Nadie escapa de su mano 
3Confesaos a él, israelitas,
ante los paganos,
pues él nos dispersó entre ellos.
4Mostrad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todo viviente.
(10)  Porque él es nuestro Señor y Dios,
nuestro Padre eternamente.
5Nos azotará por nuestros delitos,
de nuevo se compadecerá,
y nos reunirá entre los paganos
por donde nos dispersó.
6Si os convertís a él de todo corazón.
(15)  y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
entonces él se convertirá a
vosotros y no os ocultará su rostro.
7Mirad cómo os va a tratar
y confesaos a él a boca llena.
(20)  Bendecid al Señor de la justicia /
me confieso a él:
y ensalzad al Rey de los siglos.
8Yo en mi destierro
muestro su poder y grandeza
a un pueblo pecador:
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia.
Quizá os querrá
y os tratará con compasión.
(25)  9Ensalzaré al Señor, mi alma al
Rey del cielo
y celebraré su grandeza.
10Digan todos, confesándose a él
en Jerusalén:
¡Jerusalén, ciudad santa!
te azotará por las acciones de tus hijos
(30)  y de nuevo se compadecerá de los 
hijos de los justos.
11Confiésate bien al Señor,
alaba al Rey de los siglos
(32)  para que sea reconstruida en ti
con gozo su tienda
12alegrando en ti
a todos los desterrados,
amando en ti a todos los desgraciados
(35)  por todas las generaciones,
de los siglos.
13Vendrán a ti de lejos
muchos pueblos
por el nombre del Señor tu Dios
(40)  trayendo en sus manos dones,
dones al Rey del cielo.
Generaciones sin fin te cantarán
vítores.
(45)  14Malditos los que te odian.
Benditos para siempre los
que te aman.
15Alégrate con júbilo
(50)  por los hijos de los justos,
porque se reunirán para bendecir
al Señor de los justos.
Dichosos los que te aman,
se alegrarán de tu paz.
16Dichosos los que se afligieron
por tus castigos
(55)  porque gozarán contigo
al ver tu gloria
y disfrutarán perpetuamente.
Bendice, alma mía, al Dios magnífico,
17porque Jerusalén será reconstruida
(60) con zafiros y esmeraldas
y con piedras preciosas
(65)  tus murallas
las torres y baluartes
con oro puro.
Las plazas de Jerusalén serán 
pavimentadas
con berilo y azabache
y piedra de Sufir.
(70)  18Todas sus calles dirán ¡Aleluya!
y alabarán diciendo:
Bendito Dios que ensalzó
todos los siglos.

Explicación.

Varias veces ha invitado Rafael a bendecir al Señor por sus beneficios. Este capítulo es la respuesta de Tobit a la invitación angélica. Tal es su función en el relato. Al mismo tiempo sirve para hacer reflexiones teológicas en un libro didáctico. Como en los consejos del cap. 4, también aquí las versiones difieren tanto, que es mejor presentarlas aparte, sin combinarlas enun tercer texto. Este capítulo presenta problemas particulares.
a) Las dos versiones presentan divergencias notables, no reductibles a un texto único. El traductor no ha sabido interpretar aspectos verbales del hebreo.

b) La oración de Tobit, en la versión S, está compuesta de una plegaria penitencial, al estilo de las postexílicas (Esd 9; Neh 9; Dn 3 y 9; Bar 1,15-3.8), y de un himno escatológico a Jerusalén, al estilo de Is 54 y 60. Jerusalén es, en la versión AB, el lugar donde se pronuncia la plegaria penitencial (cfr. Baruc 1).

c) Las dos partes encajan con dificultad en el relato. Si Tobit iba en peregrinación a Jerusalén (1,7), podemos imaginar que participaba en la fiesta de la expiación (Lv 16); la confesión de pecados valdría en nombre de los desterrados de su tribu. La reconstrucción espléndida de Jerusalén desborda el relato. Una vez que entra y se acepta el texto, los personajes crecen en volumen y trascendencia.

13,1 La introducción de S es escueta; la nota de AB "cum iubilo" es desconcertante: agalliasis suele traducirse en el salterio la raíz mn. 

13,2-7 La oración penitencial en la versión S. Incluye: alabanza (como Sal 106,1-2), el principio del castigo y el perdón, invitación a la conversión interior y la confesión oral. Las repeticiones dan a la pieza forma de rondó: alabanza - castigo y perdón - confesión - alabanza - castigo y perdón - conversión - alabanza.

13,3 El verbo griego corresponde probablemente a un hebreo hodu o hitwaddu.

13,2-10 La oración penitencial en la versión AB. Los componentes son los mismos, pero la confesión se articula en sujetos y lugares: yo - vosotros - el pueblo, en el destierro - en Jerusalén. El esquema es más complejo.
13,2 Es el principio del perdón porque: Dios controla desgracia y favor, muerte y vida, Dios usa la desgracia como castigo en orden a la misericordia (cfr. 1 Sm 2,6; Sab 16,13-14.

13,3 Confesando la propia culpa, el pueblo justifica el castigo de Dios. El Señor ha demostrado su poder dispersando, su santidad castigando. Lo explica Ez 36,16-23: lo que a primera vista parece impotencia del Dios de Israel, en un segundo momento aparece como revelación de su santidad exigente.

13,4 El destierro se vuelve además ocasión para manifestar el nombre del Señor a un pueblo pagano. Israel, tentado a cerrarse, a tomar a su Dios como monopolio o privilegio, es forzado a salir y realizar su destino de mediador religioso.

"Nuestro Padre" es título que se lee en Is 63,16; 64,7; cfr. Ex 4,22-23. Según Sal 103,13, la paternidad implica comprensión y compasión.

13,5 Sospecho un original "os azotó" aludiendo al destierro. El cual, aceptado como castigo, lleva a la conversión y así resulta mal que por bien vino. "Reunir a los dispersos": Jr 23,3; Ez 36,24.

13,6 Véanse Jr 24,7 "de todo corazón" y 15,19 "si te conviertes, se convertirá".

13,7 "El Señor de la justicia" es predicado de la parte inocente en el pleito, según Sal 51,6 y las oraciones penitenciales.

13,8 Comienza la sección propia de AB. Tobit confiesa primero en nombre propio; después invita a "un pueblo pecador", es decir, a sus compatriotas desterrados (cap. 1-2). No creo que se refiera a los ninivitas, según la versión de Jonás.

13,10 También los que han quedado en Jerusalén o han vuelto a la ciudad santa (Is 48,2; 52,1; Neh 11,1.28) tienen que confesar sus pecados (Bar 1,3-4). Jerusalén fue destruida ciento treinta y cinco años después de la deportación de las tribus septentrionales.

"Por las acciones de tus hijos": ¿Considera inocente la ciudad, culpable a los hijos solos? (como bar 4,12). En todos los antecedentes, Jerusalén aparece como culpable (Is 51,13.17; 54,8; Lam 1-2).

13,11-18 El texto de S es más amplio en esta sección. El tema central es la reconstrucción de Jerusalén con su templo. Será centro universal y perpetuo. En el espacio: acudirán a ella judíos y paganos (cfr. Is 2,2-5). En el tiempo: será perpetua, la verán los descendientes. Se pronuncian bendiciones, maldiciones, macarismos y suenan coros de alabanza. El material está distribuido irregularmente. El texto se inspira en Is 51-66 y es paralelo de la tercera sección de Baruc.

13,11 "Tienda" es designación venerable del templo, y también de la ciudad (Is 33,20; 54,2; Jr 10,20). Para el tema del gozo véanse Is 65,18; 66,14; Sof 3,14. "Luz resplandeciente": variante de Is 60,5-7.

13,13 "El nombre de la Elegida" o "el nombre La Elegida": cfr. Is 52,4.12; 1,26. "Durará": cfr. "con misericordia eterna te quiero" Is 54,8.

13,14 "Malditos": en línea con tantos oráculos contra pueblos paganos: Is 54,15-17; Miq 7,10; Zac 14,12; Lam 4,21-22; Bar 4,31.

13,15 La imagen de la matrona "saliendo al encuentro" de los repatriados es original. En textos semejantes ella espera, otea, divisa: Is 60,4.9; Bar 4,36-37.

13,16 Compartir la alegría, como Is 66,10. "De tu paz": recordando el saludo clásico (Sal 122).

13,16c-18 Tras nueva introducción, pasa a describir la reconstrucción, enumerando siete componentes. Véanse Sal 51,20-21; Is 49,17; 61,4; los materiales preciosos: Is 54,11-12.

13,17 "Mi descendencia": Sal 102,19-29.

13,18 En el coro final se juntan la ciudad material y sus vecinos (cfr. Is 52,9).

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