lunes, 19 de diciembre de 2016

TOBÍAS. CAPÍTULO 3.

31Profundamente afligido, sollocé, me eché a llorar y empecé a rezar entre sollozos:
2<<Señor, tú eres justo;
todas tus obras son justas;
tú actúas con misericordia
y lealtad,
tú eres el juez del mundo.
3Tú, Señor, acuérdate de mí
y mírame;
no me castigues por mis pecados, mis errores
y los de mis padres,
4cometidos en tu presencia,
desobedeciendo tus mandatos.
Nos has entregado al saqueo,
al destierro y a la muerte,
nos has hecho refrán,
comentario y burla
de todas las naciones
donde nos has dispersado.
5Sí, todas tus sentencias
son justas
cuando me tratas así
por mis pecados,
porque no hemos cumplido
tus mandatos
ni hemos procedido lealmente
en tu presencia.
6Haz ahora de mí lo que te guste.
Manda que me quiten la vida,
y desapareceré
de la faz de la tierra
y en tierra me convertiré.
Porque más me vale morir
que vivir
después de oír ultrajes
que no merezco
y verme invadido de tristeza.
manda, Señor,
que yo me libre de esta prueba;
déjame marchar
a la eterna morada
y no me apartes tu rostro,
Señor.
Porque más me vale morir
que vivir
pasando esta prueba
y escuchando tales ultrajes>>.

La desgracia de Sara

7Aquel mismo día, Sara, la hija de Ragüel, el de Ecbatana de Media, tuvo que soportar también los insultos de una criada de su padre; 8porque Sara se había casado siete veces, pero el maldito demonio Asmodeo fue matando a todos los maridos cuando iban a unirse a ella, según cosstumbre. La criada le dijo:
-Eres tú la que matas a tus maridos. Te han casado ya con siete y no llevas el apellido ni siquiera de uno. 9Porque ellos hayan muerto, ¿a qué nos castigas por su culpa? ¡Vete con ellos! ¡Que no veamos nunca ni un hijo ni una hija tuya!
10Entonces Sara, profundamente afligida, se echó a llorar y subió al piso de arriba de la casa, con intención de ahorcarse. Pero lo pensó otra vez, y se dijo:
-¡Van a echárselo en cara a mi padre! Le dirán que la única hija que tenía, tan querida, se ahorcó al verse hecha una desgraciada. Y mandaré a la tumba a mi anciano padre de puro dolor. Será mejor no ahorcarme, sino pedir al Señor la muerte, y así ya no tendré que oír más insultos.
11Extendió las manos hacia la ventana y rezó:
<<Bendito eres,
Dios misericordioso.
Bendito tu nombre
por los siglos.
Que te bendigan
todas tus obras
por los siglos.
12Hacia ti levanto ahora
mi rostro y mis ojos.
13Manda que yo desaparezca
de la tierra
para no oír más insultos.
14Tú sabes, Señor,
que me conservo limpia
de todo pecado con varón,
15conservo limpio mi nombre
y el de mi padre,
en el destierro.
Soy hija única; mi padre no tiene otro hijo que pueda heredarlo, 
ni pariente próximo,
o de la familia,
con quien poder casarme.
Ya se me han muerto siete,
¿para qué vivir más?
Si no quieres matarme, Señor,
escucha cómo me insultan>>.
16En el mismo momento, el Dios de la gloria escuchó la oración de los dos, 17y envió a Rafael para curarlos: a Tobit, limpiándole la vista, para que pudiera ver la luz de Dios, y a Sara, la de Ragüel, dándole como esposa a Tobías, hijo de Tobit, y librándola del maldito demonio Asmodeo (pues Tobías tenía más derecho a casarse con ella que todos los pretendientes). En el mismo momento Tobit pasaba del patio a casa y Sara de Ragüel bajaba del piso de arriba.

Explicación.

3,1-6 Por el conjunto y por varios detalles, esta plegaria encaja en el contexto genérico de las plegarias penitenciales postexílicas. Parece anómalo que Tobías pronuncie una confesión penitencial después de haber hecho recuento de sus virtudes. Y no basta para justificarlo el ejemplo de Esdras y Nehemías, porque éstos hablan en nombre de la comunidad, mientras que Tobías habla en nombre propio.
La explicación es más bien que Tobit se solidariza con los suyos, acepta la situación global como consecuencia de culpas colectivas. De aquí la mezcla de singular y plural en el texto. La mezcla se observa ya en Sal 106,4-6; Esd 9,6 y Dn 9,4-5.

Ahora veamos la diferencia. La plegaria penitencial suele incluir los siguientes elementos: a) confiesa que Dios es inocente en sus relaciones con el pueblo; b) confiesa el pecado; c) acepta la desgracia como castigo merecido; d) pide perdón y liberación de la desgracia. Tobit respeta el esquema y cambia la última pieza: la liberación que pide es la muerte. Así expresa la situación desesperada: como Moisés (Nm 11,15), Elías (1 Re 19,4), Jonás (Jon 4,3.8).

3,2 Sal 7,10.12; 11,7; 119,137. "Juez del mundo" (Gn 18,25; Sal 9,5; 94,2).

3,3 "Acuérdate" (Sal 25,6-7; 106,4).

3,4 "Burla" (Sal 44,14-15; Jr 24,9; 29,18; 42,18; Ez 22,4).

3,5 "Justo" (Dn 3,27-29; 9,7.14; Bar 1,15-18; 2,6.10).

3,6 "Quitar el aliento": Sal 104,29. "Morada eterna": la morada de los muertos, Sal 49,15.20; Ecl 12,5; la Vulgata cambia el sentido, quizá bajo el influjo de Sab 3,3. "Más vale morir": Job 7,15; Eclo 30,17. Aquí termina el relato en primera persona.

3,7 Comienza el montaje paralelo, aportación interesante de esta narración; empleado con menos precisión en 10,1. Supone un narrador omnisciente que abarca dos puntos distantes en la tierra y otro en el cielo. Gigantesco triángulo con valor teológico: la base en la tierra, la punta en el cielo. No simple sincronía, sino paralelismo de los dos personajes. Desgracia, desesperación y súplica emparejan a Tobit y Sara. A Ecbatana se refieren Esd 6,2; Jud 1,1-4 y autores profanos antiguos.

3,8-9 El insulto de la criada es gravísimo: como decirle que está embrujada o endemoniada. Sobre el apellido véase Is 4,1. Al insulto añade una maldición terrible: que muera sin hijos (cfr. Gn 30,1-2; 1 Sm 1,7-8). La situación de Sara es más grave que la de Tobit.

3,10 La versión griega registra acertadamente la diferente reacción del hombre maduro y de la chica joven, del esposo y padre ciego y de la chica sana ahogada en una soledad hostil y sin remedio. La Vulgata sustituye la idea del suicidio con una versión edificante. El suicidio es excepcional en el AT (Ajitófel, 2 Sm 17,23).

3,11-15 La súplica de Sara compone un díptico con la de Tobit: alaba a Dios, protesta de su inocencia, pide la muerte o el auxilio. El motivo del "nombre" atraviesa la plegaria: de Dios (11), del padre y suyo (14) amenazados de infamia y extinción.

3,11 "Hacia la ventana": quizá mirando en dirección a Jerusalén (cfr. Dn 6,11). En Jerusalén se levantan las manos "hacia el santuario" (Sal 134,2).

3,14 "Impurezas del varón" puede ser fornicación o adulterio; AB dicen "pecado". Véase la reflexión de Eclo 42,10-11, que no cuenta con demonios dispuestos a enredar la situación familiar. "Pariente próximo": no se armoniza con otros datos (3,17; 7,11); a no ser que el narrador quiera presentarla como ignorante.

3,16 En el cielo convergen y se juntan dos plegarias que parecían paralelas. La altura empequeñece y anula las distancias humanas. La Vulgata aprovecha la plegaria de Sara para explayarse en reflexiones espirituales.

3,17 Este verso es como un resumen de lo que va a suceder y convierte lo anterior en prólogo o planteamiento. Nos dicen el final feliz, nos dejan la curiosidad del cómo. Nos mencionan cinco personajes en reparto asimétrico o en relaciones cruzadas: Tobit y Sara, Sara y tobías, Rafael y Asmodeo. Por encima de todos, moviendo los hilos, Dios.

"Tenía más derecho a casarse": a la letra "a heredarla" o recibirla en heredad. Por designio de Dios Tobías está enderezado hacia Sara; por boca del narrador lo sabe el lector. Pero Tobit no lo sabe, endereza su hijo hacia el dinero. De su ignorancia brota la ironía dramática.
 

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